lunes, 20 de junio de 2011

ALBA-TCP o MERCOSUR: Dos proyectos de integración antagónicos.

El 5 de julio del año 2006, en la ciudad de Caracas, fue firmado el denominado Protocolo de Caracas1 por los Presidentes de las Repúblicas de Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay. Acuerdo multilateral que promueve el ingreso de la República Bolivariana de Venezuela al Mercado Común del Sur (MERCOSUR). Ingreso que para completarse necesita de la ratificación del referido protocolo, por parte de los respectivos poderes legislativos de los países miembros del mencionado proceso de integración regional, es decir, los congresos.

En este sentido, el poder legislativo nacional de los distintos Estados integrantes del MERCOSUR han ratificado el ingreso de nuestro país, con la excepción del congreso de Paraguay; obstaculizando la constitución de Venezuela en miembro pleno. Esa situación que implica la interrupción del proceso iniciado con el Protocolo de Caracas, tiene una prolongación de cerca de cinco años.

Varios años en los cuales han ocurrido importantes avances en la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América-Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP), nacida en el año 2004; que podemos observar con la constitución de proyectos económicos de complementación como las empresas gran-nacionales y la implementación de mecanismos que fomentan el intercambio comercial como el Sistema Único de Compensación Regional; además, se aprobó como lineamiento general venezolano al Proyecto Nacional “Simón Bolívar”, 2007-2013, que aunque sostiene la“participación en la construcción del nuevo MERCOSUR2”, al mismo tiempo plantea la:

“Construcción de nuevos esquemas de cooperación económica y financiera para el apalancamiento del desarrollo integral y el establecimiento del comercio justo mundial. Esta nueva concepción de las relaciones económicas internacionales se guiaran por los principios de complementariedad, cooperación y solidaridad para propiciar la igualdad de beneficio en el intercambio comercial”3

Por lo tanto, en correspondencia con el cambio de escenario producto de los años y de la nueva orientación socialista del proceso bolivariano, es necesario examinar y evaluar la pertinencia actual de la inclusión de Venezuela en el MERCOSUR, entendiendo que el referido proceso de integración comercial es antagónico a la estructuración de relaciones económicas y comerciales alternativas al denominado “libre comercio”, como las iniciadas mediante la ALBA-TCP. En esa perspectiva, Claudio Katz refiriéndose al MERCOSUR sostiene que:

“Las normas de libre comercio regional que introduce el tratado multiplican el empobrecimiento y la desigualdad social. Las reglas financieras del convenio favorecen a las grandes empresas en desmedro de los campesinos y la pequeña producción. Los subsidios que contempla el acuerdo aumenta las subvenciones a los capitalistas”4

Entonces, necesitamos en el marco de una definición estratégica definir la orientación de la política exterior económica y comercial de Venezuela, porque es contradictorio promover procesos de integración que descansan en la cooperación y complementariedad económica como la ALBA-TCP; pero, al mismo tiempo, intentar ingresar en una unión aduanera y zona de libre comercio como el MERCOSUR5, que nos va imponer vinculado con mecanismos neoliberales la competencia en un mercado ampliado con economías como la brasileña y argentina, sin ningún tipo de protección arancelaria o política compensatoria; que evite la reproducción o ampliación de las brechas productivas y económicas.

De esta manera, el MERCOSUR implica para Venezuela la apertura indiscriminada de su mercado interno a las empresas transnacionales y locales ubicadas en los otros países del MERCOSUR; que ingresarían sus productos y bienes sin cancelar impuestos a la importación como el arancel, por la liberación comercial acordada. Una situación que implicaría, en un caso que es necesario resaltar, la competencia de los productores agrarios locales y de las unidades productivas de los campesinos venezolanos, con las grandes transnacionales agrícolas que, actualmente, se ubican en territorio argentino y brasileño. Entonces, como lograríamos la soberanía alimentaria si nuestro campo tendría que competir, en evidente condiciones de desigualdad con las transnacionales agrícolas instaladas en el MERCOSUR, porque como lo manifesté anteriormente la lógica del referido proceso de integración es la competencia, nunca la complementariedad y la cooperación. 

Además, el MERCOSUR es un proceso de integración meramente comercial, es decir, no implica la construcción mancomunada de políticas y programas sociales, culturales y económicos que permitan promover la distribución de las riquezas y menos el control popular y obrero de la economía; por ende, debemos sostener como se vislumbra en la ALBA-TCP, que la integración debe ser integral y conducida mediante una voluntad política que exprese los intereses y las necesidades de los pueblos, es decir, con la participación esencial de un Estado de nuevo tipo; que emerjan progresivamente de las construcciones populares.

En ese sentido, tenemos que reflexionar sobre el sujeto de la integración en el proceso bolivariano, entonces continuamos integrando los capitales transnacionales o, por el contrario, promovemos la unificación emancipadora de los productores organizados y asociados: trabajadores y campesinos; porque como expresa Atilio Boron el MERCOSUR es un esquema de integración cuyo elemento dinámico es la maximización de las ganancias de las transnacionales6.

Por lo tanto, resaltamos como otra expresión de antagonismo de la ALBA-TCP con el MERCOSUR, que se observa como en el primero tiene un papel preponderante y constructor los pueblos en términos económicos, es decir,  otros sujetos y organizaciones productivas en la construcción de la Zona de Desarrollo Compartido; tales como: cooperativas, comunas, empresas de producción social y pequeñas y medianas empresas7.

Entonces, vislumbrando brevemente algunas diferencias, necesitamos después de la solicitud realizada por el capitulo venezolano del Parlatino al congreso paraguayo de la ratificación del Protocolo de Caracas8, con los votos de los diputados bolivarianos; plantear que en correspondencia con la necesidad que tiene el proceso bolivariano de construir una integración regional, que promueva y garantice la emancipación de las clases trabajadoras y subalternas de América Latina, es menester convocar un debate en las  filas del proceso bolivariano alrededor de la incorporación al MERCOSUR de nuestro país.

Omar Vázquez Heredia.

2 Proyecto Nacional “Simón Bolívar”, 2007-2013. P. 46. Recuperado el 13 de junio de 2011 en http://www.gobiernoenlinea.ve/noticias-view/shareFile/PPSN.pdf
3 Ídem. P. 45.
Claudio Katz. El rediseño de América Latina. ALCA, MERCOSUR y ALBA. Fundación Editorial El perro y la rana (2007). P. 74.
5 Tratado de Asunción (1991). Recuperado el 13 de junio de 2011 en http://www.ambiente.gov.ar/archivos/web/MERCOSUR/File/TRATADO%20DE%20ASUNCI%20N.pdf
6 Atilio  Boron. Alba y TCP: posibilidades y perspectivas. Publicado en la compilación La integración en América Latina: De la retórica a la realidad. P. 106.
Plan de Acción para el desarrollo del comercio en la zona económica de desarrollo compartido del ALBA-TCP. Cochabamba, Bolivia - 17 de octubre de 2009. Recuperado el 13 de junio de 2011 en http://www.alba-tcp.org/contenido/plan-de-acci%C3%B3n-para-el-desarrollo-del-comercio-en-la-zona-econ%C3%B3mica-de-desarrollo-comparti

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