lunes, 23 de septiembre de 2013

STRESS PARA PAÍSES EMERGENTES


STRESS PARA PAÍSES EMERGENTES – REVISTA CONTAINER Nº 96

Por Raúl Ochoa

2013 sería como el año de inflexión para una cantidad de países emergentes. Se terminó el período de bonanza que comenzara en el 2003? Probablemente no, pero ahora hay malas y buenas noticias bastante mezcladas

Esta historia comienza como un cuento chino, cuyos autores son Xi y Li “casualmente”  los nuevos líderes a cargo de la República Popular China y que están intentando modificar algunos aspectos de la economía de ese país, entre ellos la exorbitante tasa de ahorro y de inversión, 45 % del PBI, promoviendo un mayor consumo interno y tratando de alterar regulaciones provenientes de la época de Mao como el hukou registro de residencia y la política del único hijo  que ha producido graves daños demográficos a ese enorme país.[1]

En ese intento, que implicaría la tercera transformación china desde 1978, periodo posterior a la Revolución Cultural e inicio de las reformas de Deng Xiao Ping, hay un mayor énfasis en crecer sostenidamente, que en lograr cifras de dos dígitos como meta. Esto implica que los objetivos actuales sean lograr un aumento del PBI del 7 /7,5 % anual, no seguir acumulando grandes saldos de balance comercial y cuenta corriente y tratar de dar el mejor uso posible a los más de 3 Billones de U$S de reservas acumulados; de hecho las perspectivas son  para que a partir de ahora China deje de ser un país que crezca por sus exportaciones, a uno que se desarrolla impulsado por su inmenso mercado interno.

La buena noticia es que si Xi y Li lo logran, China avanzará más sólidamente y habrá seguramente oportunidades de nichos de mercados para atender la creciente clase media urbana; la mala nueva, especialmente para los países productores de minerales y productos vinculados a la construcción e infraestructura, es que su demanda tenderá a disminuir en los próximos años

La otra buena noticia es que la recuperación norteamericana se afirma y por lo tanto las medidas de estímulo monetario – quantitive easing – tienen los meses contados; pero este hecho positivo implica y se ha observado en los últimos tres meses, que los bonos del Tesoro norteamericano a largo plazo, logran un mejor rendimiento y que el dólar comienza apreciarse y por lo tanto vuelven capitales a USA, se retiran de países emergentes y caen los precios de los commodities, lo que implica que diversas monedas de países emergentes antes apreciadas, ahora se deprecian, que los saldos comerciales se achiquen y que la inflación tienda a crecer.

Este fenómeno, es claramente visible en las pérdidas acumuladas desde principios de año del valor de la lira turca 10,5 %; la rupia india 14,9%; el rand sudafricano 17,6 %; el real brasileño 16,0 % y otras pérdidas menores en Indonesia, Tailandia y Malasia. Todos estos países tienen en común que han sido cuidadosos con respecto al fenómeno inflacionario, ninguno tiene registros superiores al 8 % anual y por lo tanto sus depreciaciones son claramente en términos reales.

El caso brasileño por sus implicancias para la Argentina, resulta relevante, la devaluación del real a valores entre 2.35/2.40 por dólar le facilita recomponer su balance comercial actualmente deficitario y reducir en forma parcial su muy fuerte saldo negativo, en la cuenta de servicios y de renta.

La mejora real de los ingresos de los últimos años y la fuerte apreciación de su moneda han llevado a records en el turismo emisivo (importaciones) con un saldo negativo, descontado turismo receptivo (exportaciones), de 16 MM U$S proyectado para este año y un déficit de cuenta corriente del balance de pagos de 77 MM de U$S (3,3 % del PBI) que se nivela con inversiones extranjeras directas netas de unos 62 MM de U$S (2,7 % del PBI). Resulta claro que para el Brasil que viene sosteniendo en los foros internacionales desde la crisis del 2008,  los efectos perniciosos de la política expansiva monetaria norteamericana sobre el valor de su moneda el real; el cambio de tendencia si bien lo complica en cuanto a la meta de inflación prevista en el 5,5 % anual,  le permite recuperar parte de la pérdida de competitividad de su producción industrial. Si a eso se le suma, una mejor situación de la economía americana, esto implicaría también la posibilidad de recuperación de las exportaciones perdidas en los últimos años a ese destino

Es muy probable que los precios de los commodities bajen de los muy altos valores previos a la crisis del 2008-09 y de su posterior recuperación en 2011-12 (de hecho ya está pasando en la mayoría de estos salvo el petróleo), pero igual seguirán por encima del promedio de la última década, porque si bien el crecimiento chino esperado será menor, continuará siendo elevado y a su vez reaparecerán progresivamente en la escena Estados Unidos y Japón y mucho más lentamente la UE. De hecho si bien para los países emergentes los números se complican y ya no habrá tanto “viento de cola” lo cierto es que para aquellos que supieron aprovechar los diez años de bonanza de precios y volúmenes, las dificultades del presente los encuentra más sólidos, con escasa deuda y en general con reducida inflación[2].

El problema es para aquellos países que como la Argentina y Venezuela tienen elevada inflación y se ven obligados a acelerar la depreciación de sus monedas, lo que contribuye a su vez a realimentar dicho proceso o en su defecto ir perdiendo paulatinamente competitividad en la mayoría de sus bienes y servicios, excepto en aquellos donde tienen excepcionales ventajas comparativas: soja y petróleo respectivamente

www.raulochoa.com.ar

    



[1] El hukou implica que la persona debe permanecer en su lugar de origen y sólo puede cambiar de residencia por autorización, más de la mitad de los inmigrantes a las ciudades lo han hecho sin permiso y por lo tanto carecen de derechos de acceso a los bienes públicos: educación, salud, vivienda. La política del único hijo ha llevado a que haya 87 mujeres por cada 100 hombres y a un prematuro envejecimiento de la población
[2] De acuerdo a CEPAL salvo la Argentina y Venezuela, el resto de los países de América del Sur, mas Costa Rica y Méjico tienen como objetivo central de su política económica,  metas de inflación explícitas. Ecuador es un caso especial al haber dolarizado su economía

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