STRESS
PARA PAÍSES EMERGENTES – REVISTA CONTAINER Nº 96
Por
Raúl Ochoa
2013 sería como el año de
inflexión para una cantidad de países emergentes. Se terminó el período de bonanza
que comenzara en el 2003? Probablemente no, pero ahora hay malas y buenas noticias
bastante mezcladas
Esta historia comienza como un cuento chino, cuyos autores son Xi y
Li “casualmente” los nuevos líderes a
cargo de la República Popular China y que están intentando modificar algunos
aspectos de la economía de ese país, entre ellos la exorbitante tasa de ahorro
y de inversión, 45 % del PBI, promoviendo un mayor consumo interno y tratando
de alterar regulaciones provenientes de la época de Mao como el hukou registro
de residencia y la política del único hijo
que ha producido graves daños demográficos a ese enorme país.[1]
En ese intento, que implicaría la tercera transformación china desde
1978, periodo posterior a la Revolución Cultural e inicio de las reformas de
Deng Xiao Ping, hay un mayor énfasis en crecer sostenidamente, que en lograr
cifras de dos dígitos como meta. Esto implica que los objetivos actuales sean
lograr un aumento del PBI del 7 /7,5 % anual, no seguir acumulando grandes
saldos de balance comercial y cuenta corriente y tratar de dar el mejor uso
posible a los más de 3 Billones de U$S de reservas acumulados; de hecho las
perspectivas son para que a partir de
ahora China deje de ser un país que crezca por sus exportaciones, a uno que se
desarrolla impulsado por su inmenso mercado interno.
La buena noticia es que si Xi y Li lo logran, China avanzará más
sólidamente y habrá seguramente oportunidades de nichos de mercados para
atender la creciente clase media urbana; la mala nueva, especialmente para los
países productores de minerales y productos vinculados a la construcción e
infraestructura, es que su demanda tenderá a disminuir en los próximos años
La otra buena noticia es que la recuperación norteamericana se
afirma y por lo tanto las medidas de estímulo monetario – quantitive easing –
tienen los meses contados; pero este hecho positivo implica y se ha observado
en los últimos tres meses, que los bonos del Tesoro norteamericano a largo
plazo, logran un mejor rendimiento y que el dólar comienza apreciarse y por lo
tanto vuelven capitales a USA, se retiran de países emergentes y caen los
precios de los commodities, lo que implica que diversas monedas de países
emergentes antes apreciadas, ahora se deprecian, que los saldos comerciales se
achiquen y que la inflación tienda a crecer.
Este fenómeno, es claramente visible en las pérdidas acumuladas
desde principios de año del valor de la lira turca 10,5 %; la rupia india
14,9%; el rand sudafricano 17,6 %; el real brasileño 16,0 % y otras pérdidas
menores en Indonesia, Tailandia y Malasia. Todos estos países tienen en común que
han sido cuidadosos con respecto al fenómeno inflacionario, ninguno tiene
registros superiores al 8 % anual y por lo tanto sus depreciaciones son
claramente en términos reales.
El caso brasileño por sus implicancias para la Argentina, resulta
relevante, la devaluación del real a valores entre 2.35/2.40 por dólar le
facilita recomponer su balance comercial actualmente deficitario y reducir en
forma parcial su muy fuerte saldo negativo, en la cuenta de servicios y de
renta.
La mejora real de los ingresos de los últimos años y la fuerte
apreciación de su moneda han llevado a records en el turismo emisivo
(importaciones) con un saldo negativo, descontado turismo receptivo
(exportaciones), de 16 MM U$S proyectado para este año y un déficit de cuenta
corriente del balance de pagos de 77 MM de U$S (3,3 % del PBI) que se nivela
con inversiones extranjeras directas netas de unos 62 MM de U$S (2,7 % del
PBI). Resulta claro que para el Brasil que viene sosteniendo en los foros
internacionales desde la crisis del 2008,
los efectos perniciosos de la política expansiva monetaria
norteamericana sobre el valor de su moneda el real; el cambio de tendencia si
bien lo complica en cuanto a la meta de inflación prevista en el 5,5 % anual, le permite recuperar parte de la pérdida de
competitividad de su producción industrial. Si a eso se le suma, una mejor
situación de la economía americana, esto implicaría también la posibilidad de
recuperación de las exportaciones perdidas en los últimos años a ese destino
Es muy probable que los precios de los commodities bajen de los muy
altos valores previos a la crisis del 2008-09 y de su posterior recuperación en
2011-12 (de hecho ya está pasando en la mayoría de estos salvo el petróleo),
pero igual seguirán por encima del promedio de la última década, porque si bien
el crecimiento chino esperado será menor, continuará siendo elevado y a su vez
reaparecerán progresivamente en la escena Estados Unidos y Japón y mucho más
lentamente la UE. De hecho si bien para los países emergentes los números se
complican y ya no habrá tanto “viento de cola” lo cierto es que para aquellos
que supieron aprovechar los diez años de bonanza de precios y volúmenes, las
dificultades del presente los encuentra más sólidos, con escasa deuda y en
general con reducida inflación[2].
El problema es para aquellos países que como la Argentina y
Venezuela tienen elevada inflación y se ven obligados a acelerar la
depreciación de sus monedas, lo que contribuye a su vez a realimentar dicho
proceso o en su defecto ir perdiendo paulatinamente competitividad en la
mayoría de sus bienes y servicios, excepto en aquellos donde tienen
excepcionales ventajas comparativas: soja y petróleo respectivamente
www.raulochoa.com.ar
[1] El hukou implica que la persona debe permanecer en su lugar de
origen y sólo puede cambiar de residencia por autorización, más de la mitad de
los inmigrantes a las ciudades lo han hecho sin permiso y por lo tanto carecen
de derechos de acceso a los bienes públicos: educación, salud, vivienda. La
política del único hijo ha llevado a que haya 87 mujeres por cada 100 hombres y
a un prematuro envejecimiento de la población
[2] De acuerdo a CEPAL salvo la Argentina y Venezuela, el resto de los
países de América del Sur, mas Costa Rica y Méjico tienen como objetivo central
de su política económica, metas de
inflación explícitas. Ecuador es un caso especial al haber dolarizado su
economía
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