martes, 9 de agosto de 2011

La Enfermedad Holandesa y el Caso de Brasil

El término “enfermedad holandesa” tiene su origen en la frase crisis económica holandesa de la década de 1960 tras el descubrimiento de gas en el Mar del Norte. Actualmente[1] es un término entendido en economía como los efectos adversos que sufren diversos sectores, como resultado de la apreciación del tipo de cambio de su moneda. Implica un impacto negativo en la economía ya que la entrada de divisas lleva a la apreciación de la moneda, por lo que otros productos del país poseerán menor precio competitivo en el mercado de exportación.


Una de sus consecuencias es que conduce a niveles más altos de las importaciones baratas y pueden generar la desindustrialización; aparte de que la explotación de recursos se traslade a lugares más baratos. La otra consecuencia de la apreciación del tipo de cambio es que al abaratarse las importaciones estas aumentaran y encarecerán las exportaciones que disminuyen con el consecuente riesgo de una contracción económica.


En estos casos se presentará pérdida internacional de competitividad, las razones por las que puede ocurrir son[2]: la primera por un aumento drástico en las exportaciones de un sector, o aumento del precio internacional del principal producto de exportación. El segundo un aumento en la entrada de divisas, como las que provienen de la ayuda al desarrollo o las entradas de capital a corto (también llamados capitales golondrina o “hot money”); en este se incluyen también los países receptores de remesas de los emigrantes que envían dólares a sus países de origen provocando un aumento de la oferta de divisas (dólares y euros) con la consiguiente apreciación de la moneda local.


En el caso de Brasil, pudo observarse como política de estado continua (desde Lula a Dilma) una “endogeneidad” basada en un esquema macro de tasa inflacionaria, con énfasis en altas tasas de interés y como elemento de contención inflacionaria el comportamiento cambiario. Propiciando con este modelo el ingreso masivo de capitales del exterior, conllevando, inexcusablemente a la apreciación cambiaria, adicionado al valor de los commodities.


Se ha presentado como panorama el auge de los commodities, junto con la entrada de capitales atraídos por mejores perspectivas económicas. La fortaleza del real hace a Brasil un destino costoso entre los demás destinos de la región.


En los últimos 30 años, Brasil ha utilizado sólo un 20% más de terrenos para el sector agrícola, pero la producción ha aumentado en un 150%; actualmente es el mayor exportador del mundo, de café, azúcar, jugo de naranja, tabaco, etanol, carne de res y pollo; y es el segundo más grande de los productos de soja, pretendiendo para el 2025 ser el principal exportador mundial de alimentos intensificando sus cultivos y el espacio agrícola[3].


El resultado es la exuberancia de ingresos de divisas, no sólo por el aumento de un recurso natural, sino que también incluye la dinámica del aflujo de capitales externos o fascinación por el ahorro externo, junto con el alza comparada de los precios y costos domésticos[4].


Las consecuencias de esta política exitosa ha sido un deterioro del valor de los bienes transables respecto a los no transables, incidiendo entre salarios y precios, propiciando la desindustrialización, dañándose a la postre el empleo industrial y el capital humano de tenor productivo involucrado. Dicho en otras palabras Brasil pareciera dirigirse hacia una desindustrialización relativa, por la acentuación política intencional en el aflujo del ahorro externo y en la reprimarización interna.


Una de las visiones oficiales mantiene que la solución a este problema podría estar en una formulación protectivista reforzada común, respecto del ingreso de productos de terceros países (de Asia, los EE.UU. y Europa), lo cual tendría repercusiones entre las prescripciones de la OMC, y las del Mercosur. Para otros, la solución está en que el Estado debe hacer más para promover la innovación y coordinar la creación de cadenas productivas para agregar valor a los productos.


Otra de las versiones para vencer la enfermedad holandesa está en un tipo diferente de política industrial, en la cual se ofrezca más apoyo a la investigación y el desarrollo, reducir el déficit presupuestario de Brasil (en la actualidad en torno al 3% del PIB) y la promoción del ahorro, lo cual según sus defensores permitiría a las tasas de interés caer y que las empresas sean menos dependientes del BNDES (O banco nacional do desenvolvimento).


Con miras a entender la realidad brasileña es pertinente afirmar que su política interna de fortalecer al país como productor ha generado una fuerte economía, tal vez la más fuerte y productiva de América Latina. Sin embargo, pareciera estarse dirigiendo hacia la primarización, por ello, es forzoso coincidir en la necesidad de prever fondos provenientes de la bonanza para la investigación y tecnología que permitan la diversificación a corto y largo plazo, fórmula válida para otros países como Venezuela por ejemplo.


La apreciación del real motivado en esencia por la intensificación y apoyo en materia de cultivos, producción agrícola y pecuaria han generado un excedente de ingresos y los indicadores de estarse embrionando y desarrollando la enfermedad holandesa, estando a tiempo de corregir el camino cíclico e inevitable de la historia holandesa. Para ello, la recomendación estaría en buscar la diversificación e incluso de ser necesario subsidiar la industrialización, aumentando la inversión en innovación e investigación tecnológica para ganarle al tiempo y evitar la dependencia.

Artículo de Opinión
Antonio Tadeo Abche Morón
Fecha: 9 de Agosto del 2011
Buenos Aires, Argentina


[1] Financial Times Lexicon. Dutch disease. LTD 2011. http://lexicon.ft.com/Term?term=dutch-disease
[2] Criterio tomado de: Artículo de opinión. PAMPILLÓN, Rafael. ¿qué es la enfermedad holandesa ( mal holandés )?. Sección Diccionario de Economía. Fecha  19 Octubre 2007. En Economy Weblog. Disponible en: http://economy.blogs.ie.edu/archives/2007/10/que_es_la_enfer.php
[3] Special report: Latin America. It's only natural. Commodities alone are not enough to sustain flourishing economies. 9/09/2010. En The Economist. Disponible en: http://www.economist.com/node/16964094
[4] CURIA, Eduardo Luis. Brasil, enfermedad holandesa y política comercial. 11/07/2011. Diariobae. Disponible en: http://www.diariobae.com/diario/2011/07/11/876-brasil-enfermedad-holandesa-y-politica-comercial.html  

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